Tiempo de cambios, tiempo de reciclar.

En estas fechas, la gente aprovecha la paga extra de navidad para comprar cositas que les hacen falta. Un mueble para el baño, una lámpara nueva, una estantería….

Al menos en mi barrio, la gente suele dejar las cosas que aún están en buen estado, cerca de los contenedores, pero separadas. No seáis tímidos. La diferencia entre coger algo de la calle y restaurarlo o comprárlo en una tienda vintage y restaurarlo, es sólo el dinero.

Eso sí, cualquier cosa que se traiga de la calle, debe pasar un examen riguroso:

  1. ¿Está en buen estado? ¿Se puede usar?
  2. ¿Tiene algún valor? ¿Tiene alguna gracia? ¿Se lo puedo dar yo?
  3. ¿Me hace falta, o por el contrario es un trasto más en mi minipiso?
  4. ¿Cuánto trabajo me va a llevar? ¿Me sale más barato comprarlo hecho?

Si tras este cuestionario, aún tenéis interés, adelante. Además podéis pasar un rato entretenido restaurando vuestra adquisición. Y, no lo dudéis, un mueble en el que habéis trabajado siempre os va a gustar más, que uno comprado.

Yo también estaré ojo avizor este tiempo, a ver si encuentro un mueble de baño 😉

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